El ‘Exorcismo’ de Marcos Bontempo se practica en Santa Catalina

Marcos Bontempo
El diablo toma la capilla de Santa Catalina. Quiere librarse del mal, pero no puede. En este terreno, cautivo, castigado, lejano de todo sentimiento positivo, se debate el Exorcismo con el que Marcos Bontempo interviene en el ciclo la Capilla tiene arte, como artista invitado de la galería Viva la Pepa.

Ayer se inauguró esta exposición dividida en tres espacios. Todos terrenales, más cercanos del infierno que del cielo, cuyos contenidos fueron desgranados por el gerente de Viva la Pepa, José Manuel Garayoa. "La exposición comienza en el espacio principal de la capilla con dos grandes murales elaborados sobre plástico y que están coronados con la imagen del diablo sufriente envuelto en plástico", explica. Una primera toma de contacto con un mundo infernal que continúa en la sala contigua con imágenes de esqueletos en los que, de nuevo, "el hombre continúa dominado por el mal".

Las alturas de este bello rincón cedido por el Ayuntamiento de Cádiz para este programa de colaboración con las galerías, son selladas en la sala que existe en la primera planta con las criaturas mutantes de Marcos Bontempo. "Son bestias aquejadas por sentimientos contradictorios, que no logran nunca resarcirse del mal". Estas obras están realizadas sobre papel con esmalte y barniz, en técnica mixta.

La exhibición se completa con una proyección en la que puede verse la forma en que se queman todos los esqueletos "a modo de purificación", comenta.

Una muestra que, según Garayoa, está a medio camino entre el arte religioso de Zurbarán o Murillo, "tocado por la gracia de Dios" y el arte sacro de mayor dureza que utilizaba El Bosco. También habla de la relación entre el arte contemporáneo y el arte religioso y del uso de expresiones artísticas de dureza extrema como dispositivos liberalizadores que llevan a la catarsis. "Marcos nunca llega a este momento liberalizador, su arte es más expresionista, es una historia de peleas continuas".

Por este motivo, añade, el exorcismo que plantea el autor "sólo puede desarrollarse en Cádiz, porque es una ciudad que es capaz de ironizar, de tomar distancias y esto tiene mucho que ver con el espíritu del gaditano y del Carnaval".

José Manuel Garayoa también hace referencia a la pintura religiosa de la Santa Cueva y la forma en que el escritor Arturo Pérez Reverte la sitúa en su nueva novela, El asedio, como "un foco del mal". Un lugar en el que, del mismo modo que ocurre en la Capilla de Santa Catalina, "se impone lo siniestro". Un concepto que en otros tiempos fue familiar "pero que posteriormente resultó extraño e inhóspito", según dijo Freud.

En este mundo para y por el horror que presenta Marcos Bontempo "todo es vacío, no existe dios, ni las reglas que antes se imponían". Ahora, en Cádiz, en la Capilla de Santa Catalina, se ha creado un espacio para optimizar la liberalización de lo siniestro con este nuevo intento de exorcismo.

En este sentido, Marcos Bontempo ha dicho de su obra que "expreso aquello en lo que el hombre se corrompe, se desequilibra, transformando su vida en algo insoportable. Un verdadero infierno".

Y es que, según apostilla Garayoa, "Bontempo es un autor a quien le gusta llegar al fondo, es un pintor de raza, que no se deja arrastrar por los modismos, que busca en fondo de las cosas hasta llegar a este concepto de exorcismo".

Insertar estos contenidos en este rincón no ha sido nada fácil. "La capilla impone y aunque esté desacralizada conserva sus rasgos y características", asevera José Manuel Garayoa, quien ya está pensando en un nuevo concepto de galería en el que pueda resurgir Viva la Pepa.

 

Virginia León / Cádiz

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