Guillermo Pérez Villalta · La ambigüedad del espacio ( reportaje )

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La ambigüedad del espacio
Guillermo Pérez Villalta: "Siempre he pensado que mi medio ideal no era la pintura"  

Guillermo Pérez Villalta presentará el próximo martes en la galería Soledad Lorenzo, de Madrid, una selección de obras de los dos últimos años, justo cuando concluye en la galería Fernando Vijande una exposición que reúne algunas de las pinturas más características realizadas en la pasada década por Luis Gordillo, Chema Coho y Pérez Villalta. A caballo entre el pasado y el presente, ambas muestras abren una vía de reflexión sobre la significación y consecuencias de la llamada figuración madrileña de los setenta, uno de los fenómeno claves en el debate artístico español de es años. Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 194 ofrece en esta conversación su visión del estado actual de la creación en campos como pintura, el diseño o la arquitectura.

El fenómeno de la figuración madrileña de los setenta, según Pérez Villalta, está aún pendiente de una revisión en profundidad. "Por lo general, la gente no la ha conocido sino de modo indirecto; el público que la siguió en su momento fue, de hecho, muy limitado, y las nuevas generaciones han recibido una visión muy esquemática, especialmente en los aspectos teóricos. Tienen la imagen de una especie de papilla de figuras, un poco como un comic gordillesco, pero no saben las causas que dieron origen a esa pintura. Esa difusión limitada hace que sean pocos los artistas más jóvenes que de algún modo enlazan con aquellos supuestos, apenas gente como Jaime Aledo, Carlos Forns o, de modo más reciente, Patricia Gadea o Juan Ugalde".Dentro del propio núcleo que protagonizó esa propuesta de figuración, tampoco los artistas han mantenido una evolución directamente vinculada a aquellas propuestas. Para Pérez Villalta, Carlos Alcolea, Carlos Franco y él mismo son, quizá, los más persistentes. En figuras como Gordillo o Quejido, la relación fue ya, desde un principio, más intermitente, y otros, como Cherna Cobo, han desligado de un modo más drástico su trabajo.

Sin embargo, Pérez Villalta considera que el planteamiento esencial sigue siendo válido. "En su momento tenía incluso algo de visionario; no se adaptaba a veces a nuestra capacidad, y algunos aspectos sólo han alcanzado un desarrollo efectivo con el tiempo. Fenómenos internacionales que corresponden a nuestra generación, como los nuevos expresionismos o la transvanguardia, aunque tienen que ver en algún punto con nuestras propuestas, se mantenían en una cierta inercia lineal de las modas artísticas, distinta al tipo de construcción que nosotros planteábamos. En nuestro caso recogíamos la herencia del pop y del final de la abstracción para elaborar con ellas una base de lenguaje desde la que poder hablar. En ese sentido, no volvíamos la espalda, como a veces se ha apuntado, al contexto internacional del momento. Al contrario, establecíamos una lectura muy atenta y cogíamos muchos elementos de referencia de las vanguardias de finales de los sesenta y primeros setenta".

Herencia conceptual

Pese a un interés más selectivo frente al panorama reciente, donde hace una drástica separación entre lo que son componentes de moda y los aspectos de interés que dentro de ellos surgen, Pérez Villalta sigue manteniendo abierta esa vía de relación entre el último contexto internacional y su propio trabajo. "En realidad, no son demasiadas las propuestas que me interesan, y menos las que me emocionan. Me atraen, sobre todo, cosas de una cierta herencia conceptual, duchampiana, gente como Mucha. En pintura, me han impresionado las cosas de Kieffer, y en el terreno de las ideas, no tanto del resultado, algún aspecto de Clemente. Otro es Richter, desde aquellas imágenes de fotos desenfocadas que enlazaban con el pop hasta esas abstracciones de ahora, que tienen un deje irónico sobre la representación, que es muy atrayente".

"En el panorama español, me interesa más esa generación intermedia de gente como Zapatero o Lacomba, gente que pinta muy bien, y a los que no se les hace mucho caso. Y, Dor supuesto, el nuevo resurgir de la escultura. Hay figuras muy interesantes, como Susana Solano, Txomin Badiola o Bellotti. Todos ellos mantienen propuestas muy sugerentes, mucho más que las de quienes siguen directamente las modas internacionales. Yo sigo asumiendo sin pudor los elementos que en todos ellos puedan influirme, los reutilizo al igual que en los setenta; es absurdo encerrarte en tu propia línea. La huella de las nuevas abstracciones o de las corrientes ópticas es evidente en mi trabajo reciente, aunque las utilice en forma muy ambigua. Pero no me dejo deslumbrar por las modas".

Respecto al período de trabajo que recoge la exposición, aunque no existe una ruptura tan drástica como la de su anterior muestra individual, Pérez Villalta nos refiere algunos elementos de cambio en su lenguaje. Éstos se sitúan básicamente en la aparición de un dibujo que es cada vez más pictórico, un nuevo tratamiento de la pintura, que se hace más fluida en relación a la textura del cuadro, así como un mayor dominio del azar. "Tal vez lo más novedoso sea la ambigüedad espacial, la desaparición de los límites de las cosas. Es un intento por pintar tal y como es la visión en la memoria, donde el espacio cambia continuamente. También las escenas que se abren, como en ventanas, en la composición del cuadro funcionan como agujeros negros, puntos que comunican con espacios y tiempos distintos, vías de ruptura espacial que permiten hacer un comentario mítico al propio tema del cuadro".

Fernando Huici / www.elpais.com

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