Iconografías del desencanto. Gloria Martín

Gloria Martín

“Algo ofendidas, humilladas, /sobre todo, dejaban en el marco/ de sus ventanas las nuevas canciones/ de Conchita Piquer: el llegó en un barco/ de nombre extranjero, lo encontré en el puerto/ un anochecer(…)” Así comenzaba Manuel Vázquez Montalbán el poema titulado Conchita Piquer, que describe magistralmente un barrio obrero de la Barcelona de posguerra, con el fondo musical de radio de cretona, emitiendo las canciones de moda de aquellos años ’40.

Las obras de Gloria Martín también tienen un fondo musical de copla y las mujeres que retrata se muestran, asimismo, “algo ofendidas y humilladas”, pero estamos ante una banda sonora de copla moderna y fresca con algunos acordes de jazz, y las mujeres “humilladas”, atrapadas en el papel de esposas y madres sumisas que les imponía la dictadura franquista, a través de sus cuadros adquieren una dimensión reivindicativa y de denuncia. Esto lo logra la artista sevillana a través de múltiples e ingeniosos recursos, entre los que destacan la intervención de los cuadros y la fusión de materiales y disciplinas como la costura, la fotografía y el collage.

Los retratos en blanco y negro o fondos sepia, que hablan por sí solos y cuya carga simbólica principal radica en su personal “iconografía del desencanto”, se  sumergen en aquella atmósfera de aislamiento que tuvieron que padecer sus protagonistas durante la dictadura. Pero lo más original es que logra transmitir esa atmósfera sirviéndose de materiales que formaban parte de la educación y lo cotidiano de aquellas mujeres de posguerra, además de su exclusión al plano doméstico, como la costura o el ganchillo, que al ser aplicados ahora para intervenir los cuadros, enfatizan la denuncia. Vemos a mujeres entre barrotes, con velo, con los ojos vendados, maltratadas o presas en complejas telarañas. Rostros de silencio y resignación, que “a veces no recuerdan quiénes son.”  Asimismo, encontramos alusiones a la castidad, el matrimonio, la maternidad o la infancia, con sus juegos de muñecas recortables y el trasfondo trágico de trenza cortada y el grito de “no soy culpable.”

En definitiva, los cuadros de Gloria Martín reflejan aquel malestar condicionado por la represión y la impotencia para salir de ese círculo opresor. Sus símbolos de rebeldía tienen un paralelismo con las propias coplas, donde algunas protagonistas formaban parte de universos clandestinos que iban contra las normas, aunque en muchos casos fuera una rebeldía sometida y mal resuelta, aceptando una situación social y legalmente culpable.

Estamos ante un arte de mujer contemporáneo, que da testimonio de toda una época cuya problemática aún llega a nuestros días, y que renueva y reflexiona a cerca de la memoria sentimental que quedó plasmada en los viejos retratos de nuestras abuelas.

Verónica Aranda

Texto para las exposiciones:

“ Iconografía del Desencanto”, Doña Mencía, Córdoba. Noviembre de 2006.
“Morir de Amor”, Galería Benot, Cádiz. Marzo de 2007.

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