María José Gallardo. Sala San Jorge de Cáceres

Complejo Cultural San Jorge. Cáceres

María José Gallardo escarba en el estilo y las costumbres de las mujeres «de antes». Expone en la sala San Jorge de Cáceres la exposición 'Del coleccionismo casero a la nueva biblioteca doméstica'.

Antiguas, antiguas, pero tan actuales y con gestos tan contemporáneos que cualquiera de las de ahora podría sentirse más que identificada. Mujeres de rulo prieto y mascarilla, descubriendo los «milagros» de la nueva cosmética y lanzándose al universo del patrón del Dunia y el 'patchwork'. Coquetas señoras enmarcadas en una España que se abría paso a la industrialización y que cambiaba el campo por la ciudad. E invadidas por un torrente de marcas comerciales aliadas: Tampax, Ponds, Lux, Lovable. Sujetadores de los que arman, polvos de los que cubren, frascos de colonia con difusor de pera. Todo al servicio de un arte nunca bien valorado, el de ser mujer. Así se llama el artículo que figura en el catálogo de la exposición de la artista María José Gallardo, que se inauguró ayer en el Centro Cultural San Jorge de Cáceres. El texto ha sido extraído de la Enciclopedia gráfica femenina, una obra editada hace cuarenta años y que ofrecía todo tipo de consejos para desenvolverse en la vida, «desde la administración a la casa, el interiorismo o la indumentaria, el trato con el esposo, el cuidado de los hijos y la gestión del servicio doméstico», precisa el catálogo.

Cuenta María José, seleccionada en la última edición de los premios Zurbarán que una vez encontró en un mercadillo un manual sobre la ama de casa y que ahí comenzó su indagación por ese universo pasado pero presente. «Me gusta pintar y pintarme», explica y da a entender que su obra, su pintura, no tiene ningún sentido reivindicativo, sino más bien estético. Es una vuelta constante al mundo de la publicidad y a la época de su abuela, con mujeres de belleza antigua en tonos apagados -del rosa palo al marrón-, que dan homogeneidad.

Técnica

Gallardo cuida el dibujo y pinta fundamentalmente al óleo, con la masiva utilización de los esmaltes y pequeñas concesiones a otros materiales como los adhesivos reflectantes.

Del formato pequeño -decenas de cuadritos concentrados masivamente en una esquina- a los trabajos de dimensiones más grandes, concebidos también como agrupación de imágenes No es pop propiamente dicho. Lo cotidiano se vuelve también arte, pero de una forma mucho más nostálgica y evocadora.

Títulos como 'Catalina María Marco, cómo has tenido el valor de casarte con Juan Lucas estando en el mundo yo' o 'Me chifla tricotar' dan cuenta de la visión -a medio camino entre la ironía y la admiración- con la que esta joven autora se sumerge en esa época.

CRISTINA NÚÑEZ

http://www.hoy.es

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