EL USURPADOR DE IMÁGENES O EL ALQUIMISTA GENEROSO ( Estirpe, Felipe Ortega Regalado )

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PRÓPOSITO:

Capturar en vídeo la descripción de imágenes originales de individuos que se presten al experimento de ver materializada pictóricamente su idea a través de mi filtro.  

Traté de comprar ideas y apropiarme de ellas como si comprara el lienzo, los pinceles o los pigmentos. Quise comprar la idea como si fuera un material más. Reflexionando sobre ello caí en la cuenta de que una idea-pintura no tiene un valor fundamental sin su materialización, y que ésta, en realidad pertenece, si acaso, al imaginario colectivo. Quise apropiarme de la idea ajena sin que ello implicara un robo, pero caí en la cuenta de que un pago en metálico sería insustancial. Determiné por ello que la propia materialización del deseo del otro transmutado a través de mis propias pulsiones artísticas era un pago justo y equitativo. Pude entender entonces que tras este proyecto, el encargo, dentro de la contemporaneidad, pretendía abrir un debate sobre la propiedad intelectual y sobre el cómo se pinta y el para qué.  

El encargo ha sido y es para algunos artistas una buena manera de ganarse la vida, y aunque pueda parecer una forma bastante limitada de creación, el esfuerzo del pintor no se reduce ya al mero acto de pintar, sino también al despliegue de otras habilidades, como son la escucha virada mucho más allá de las palabras, (disección del parlamento), y la destreza no sólo técnica, sino escenográfica y metamórfica, con la que poder materializar el deseo del otro. El encargo es un proceso alquímico y por tanto mágico.

Podría parecer una aniquilación del deseo propio cuando el artista accede a crear una exposición con obras cuyo contenido es de carácter ajeno, pero esto es sólo un espejismo: “Las obras creadas son mías y sólo mías”, diría una madre al padre en un momento de énfasis posesivo, justificando que ella gestó a las criatura durante nueve meses y por tanto le pertenece. ¿Qué es de la semilla si no penetra en la tierra húmeda?

Este método de trabajo no limita la imaginación autóctona, esto ocurriría si tomásemos a estas ideas como meros materiales o como vías únicas para llegar a representar la pintura soñada; pero aquí el intento es otro, aquí las ideas, almacenadas en una línea de tiempo o timeline se nos muestran en su estado más puro y absoluto. Así pues, decidí crear partiendo desde el propio espectador, convirtiéndolo en creador y observador de sí mismo, mezclando sus pulsiones con las mías, mezclándome con él. Para ello elegí el vídeo y no el texto escrito por la impronta que el habla otorga. Estas grabaciones no son más que partituras, documentos que se pueden revisar una y otra vez. Grabaciones en primeros planos, mirando al objetivo, y narrando una evocación. En realidad estos personajes de carne y hueso le hablan al espectador, y se convierten en Big-Bang u origen de mi mundo. Estas ideas son las espinas dorsales de mis pinturas, pero estas pinturas sólo muestran una posibilidad, la que yo veo. Sin embargo, mostrando al unísono pinturas y vídeos el salto es triple mortal y sin red: primero, el que contemple puede examinar y juzgar si acerté o no en la representación, (juicio subjetivo), segundo; los insto a que pinten su propio cuadro, con lo cual es inevitable pintar sobre lo pintado, y finalizando; esa idea sólo es el qué pero no el por qué ni el cómo, actos que en un contexto pictórico son determinantes.  

El encargo es una fórmula de trabajo que podría asemejarse al oficio de un ingeniero que construye un puente, el cual une un territorio con otro. Pero hay otra metáfora muchos más exacta sobre el encargo y esta se asocia a la figura de la madre que engendra y pare. Así, yo quise crear una gran estirpe donde poder ser la matriarca. Es indiscutible que con este gesto de pedir ideas aúno a mi vida artística a los que acceden. Esto me conmueve enormemente ya que si algo he aprendido desde la pintura es que en ella cohabita el deseo de eternidad y trascendencia, y qué mejor modo de conseguirlo que parir y parir. Es una cuestión de pragmatismo subconsciente donde la inserción de la huella es inevitable.           

Para terminar concluiré diciendo que dentro del encargo hallé la piedra filosofal de mi obra, aquello que añoraba desde mi más tierna infancia donde pedía a mis padres ideas que pintar para luego regalárselas como si en ello encontrara una buena forma de recibir y dar amor. Pura alquimia en donde el blanco inmaculado del lienzo o el papel se convierte en el escenario donde un mago sustrae un conejo de la chistera o corta a una señorita en dos.   

felipe ortega-regalado.

Sevilla-abril-2006  

 

He creado en mi web: www.felipeortega.es un espacio a modo de banco de semen en donde el que quiera puede depositar su idea para ser engendrada. Pedir una idea es pedir un imperio.  

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