TAROT PARA DEMENTES

JUAN LUIS GONZALEZ

El ESPACIO INVISIBLE presenta, en el edificio de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos (C/ Alfonso XII, junto a El Corte Inglés del Duque), este viernes 19 de octubre a las 20:00 h, la muestra “Tarot para dementes” del artista  Juan Luis González Palacios.  

En el Hoy y Mañana y Ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
 Francisco de Quevedo

Como repetía Francisco de Quevedo, nosotros aún hoy podemos afirmar que la vida no es más que una sucesión de pequeñas muertes. En efecto, nuestra existencia es un rosario de instantes, un conjunto de momentos que se agotan y se suceden. La acción inexorable del tiempo hace que nuestro presente devenga rápidamente pasado: lo que somos, deja de ser; lo que vivimos, se extravía; lo que poseemos, desaparece. Precisamente por ello, la vida es asimismo irreversible. 

Sin embargo, no solo perdemos nuestras vivencias con el transcurrir del tiempo. También momento a momento, día a día, nuestros proyectos e ilusiones personales quedan frustrados. Cualquier paraíso tejido con la inocencia de la infancia, cualquier deseo configurado con la euforia de la juventud, se ve brutalmente desgarrado por una realidad que nos niega a cada instante.

Toda expectativa o proyecto ha de reconfigurarse a cada paso para encajar en un molde que nunca elegimos. La realidad, en suma, desdice nuestras aspiraciones y nos aleja aún más de lo que antes fuimos, de lo que antes quisimos ser.

Ante esta circunstancia, sólo nos queda replantearnos nuestra identidad o abocarnos a la autodestrucción. Y esa es una elección que todo ser humano, lo quiera o no, consciente o inconscientemente, hace a cada momento: renovarse, reinventarse, o vivir de un pasado imposible, irrealizable.

En este proyecto artístico que presentamos en el ESPACIO INVISIBLE, queremos proponer al espectador una reflexión sobre la construcción de la identidad a partir de las expectativas fallidas y sobre el imposible regreso a lo que otrora fuimos, una regresión a la primera y verdadera muerte, a la primera decepción infantil, al primer momento en el que uno se da cuenta de que nada volverá a ser lo mismo, al mismo tiempo que supone una proyección a ese futuro que ya nunca seremos.

Para ello, nuestra propuesta artística está dividida en dos tipos distintos de juegos adivinatorios sobre el futuro.

En el primero de ellos (La primera vez que hablé con mi cadáver) realizamos una regresión a los primeros traumas de la infancia, a los primeros momentos en los que nos dimos cuenta de que algo se perdió para siempre, que nada volvería a ser lo que deseamos; regresar, en suma, al momento en que algo de nosotros falleció por primera vez y entendimos que nuestra vida sería la reiteración continua de ese proceso de muertes. Para ello, se realiza una libre interpretación de ese juego infantil (símbolo de la identidad y la autopertenencia), en el que se introducen los dedos en una suerte de papel adivinatorio que responde a las preguntas que, un supuesto interlocutor, puede hacer sobre la realización de sus deseos en la vida. Sin embargo, igual que la esperanza e inocencia del niño se verán truncada por la inexorable realidad, este juego no ofrece como respuesta más que la recreación gráfica de cada una de las decepciones que conlleva cada uno de los deseos sobre los que le preguntamos.

El proceso de este juego será pasado a vídeo con la técnica del stop motion, frame a frame, recreando así cada una de las imágenes y acompañando por una vieja canción infantil. Este video será proyectado en una sala a oscuras sobre una sábana que, como el propio transcurrir del tiempo, no deja de moverse y agitarse.

En el segundo de los juegos adivinatorios (Tarot para dementes) acudimos al tarot, que nos sirve de vehículo para reflexionar sobre distintos arquetipos o patrones de comportamiento del ser humano, simplificaciones o roles de conducta en los que cómoda y frecuentemente nos refugiamos para no seguir reconociéndonos y reconfigurándonos cada momento. Es esto lo que viene a significar cada uno de los 8 arcanos mayores que se presentan: el loco, el mago, el enamorado, el ermitaño, el colgado, la muerte, el diablo y la torre. De esta manera se nos construyen unos moldes en los que reconocernos, un locus amoenus en el que emplazarnos tras la destrucción del futuro que perdimos. No obstante, la artificialidad y futilidad de dichos juegos sigue quedando patente por su representación gráfica, cuya crudeza deja claro que no es posible huir de nuestras expectativas frustradas.

En esta ocasión, acudiremos a otro forma de representación, que partirá de la impresión digital en lienzo de una imagen fotográfica en la que se ha intervenido con acrílico, óleos y barnices varios hasta terminar de configurar la imagen en cuadros de gran formato: 200 x 110 cms. por cada una de las cartas.

En ambos juegos las imágenes se configuran del mismo modo: un cielo plomizo y artificial, que se refleja en la trama serigráfica que construyen las nubes, se desgarra, al igual que la inocencia infantil, dejándonos ver la imagen fotográfica en blanco y negro, como todas las ideas perdidas, todos los proyectos incumplidos, la inocencia para siempre quebrada y desnuda, de unos niños. Sobre ellos, trazos gestuales en blanco, negro y rojo terminan de configurar este universo irónico, angustioso y obsesivo.

Carmen Serrano Murillo 

ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANOAMERICANOS, CSIC. PERIODO EXPOSITIVO: del 19 al 4 de NOVIEMBRE del 2007.

HORARIO: de 10:00 a 20:00 de lunes a viernes ininterrumpidamente.

ESPACIO INVISIBLE

C/ Alfonso XII, 16.

41002 Sevilla (España)


Juan Luis González Palacios nace en Huelva en 1978.

Es Licenciado en Derecho y Bellas Artes.

Ha recibido distintas becas de estudios y ha sido seleccionado y premiado en diversos certámenes de Artes Plásticas de carácter nacional.

Ha vivido en Huelva, Nijmegen (Holanda), Barcelona y Sevilla, donde hasta la fecha se haya establecido.

Actualmente trabaja como ilustrador y diseñador gráfico.

 

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